La Paz, 27 de junio de 2024. – Bolivia ha vivido este miércoles momentos de máxima tensión política tras la irrupción violenta de un grupo de militares en el Palacio de gobierno. El presidente, Luis Arce, convocó a la población a “que se movilice contra el golpe de Estado” (…) No podemos permitir que retornen las intentonas golpistas”, dijo desde la Casa Grande del Pueblo. Detrás de la insubordinación está, el ahora excomandante del Ejército, general Juan José Zúñiga. Para controlar la sublevación militar, Arce nombró aceleradamente un nuevo Alto Mando Militar, que ordenó a los uniformados desmovilizarse. Tras la designación y repliegue de los militares, Zúñiga y Juan Arnez Salvador, excomandante de la Armada boliviana fueron detenidos.
El intento de golpe ha sido condenado por todo el espectro político boliviano y por la comunidad internacional.
El nuevo comandante general del Ejército, José Wilson Sánchez, ha exigido a las tropas que vuelvan a los cuarteles: “Pido, ordeno, dispongo que todo el personal que está en las calles debe retornar a sus unidades”. Acto seguido, Sánchez aseguró que “el general Zúñiga ha sido un buen comandante y le pedimos que no deje sangre derramada de nuestros soldados (…). Vamos a estar pendientes de que el Gobierno legalmente constituido permanezca, de acuerdo con las normas del Estado”, en referencia a la Constitución Política del Estado. Tras el llamado del nuevo jefe del Ejército, los militares golpistas iniciaron su retirada de la plaza Murillo.
“Una élite se ha hecho cargo del país, vándalos que han destruido al país”, dijo previamente Zúñiga desde la plaza Murillo, frente al Palacio de Gobierno, erigiéndose en líder de la asonada. “Las Fuerzas Armadas pretenden reestructurar la democracia que sea una verdadera democracia, no de unos dueños que ya está 30 y 40 años en el poder. Vamos a liberar a todos los presos políticos. Desde (la expresidenta Jeanine) Áñez, los tenientes coroneles, los capitanes que están presos. A las Fuerzas Armadas no le faltan cojones para velar por el futuro de nuestros niños”, dijo el militar, antes de subirse a una tanqueta blindada.
La tensión se empezó a sentir cuando los militares rebeldes pusieron barricadas para impedir que la gente llegara hasta la plaza Murillo en respuesta al llamado presidencial. Al mismo tiempo lanzaron granadas de gases a la población que se manifiesta en su contra. Momentos antes de que algunos militares entrasen en el Palacio Quemado, el general Zúñiga había declarado a la prensa que “la movilización de todas las unidades militares” busca expresar su molestia “por la situación del país”. También afirmó que seguía obedeciendo al presidente Luis Arce “por ahora”, pero que tomará medidas para “cambiar el Gabinete de Gobierno”.
En un video que subió a las redes sociales, la ministra de la Presidencia, Marianela Prada, también denunció el “intento de golpe de Estado”, pero la limitó a una “facción del Ejército”. “Me encuentro en la Casa Grande del Pueblo. La plaza Murillo está tomada por una facción del Ejército que se ha movilizado y ha sacado a las personas de la plaza y tomado las cuatro esquinas”, dijo.
Los militares en la plaza Murillo lanzaron gases lacrimógenos y balines en contra de un grupo de ciudadanos que gritaban: “Lucho, no estás solo (…)”. La Central Obrera Boliviana (COB), llamó a “levantarse contra los golpistas”. Se declaró huelga general indefinida y llamó a todos los sindicatos a viajar a La Paz para defender al Gobierno. “Llamamos a la reflexión a las Fuerzas Armadas. Respeten la democracia y el estado de Derecho. No es por una persona, sino por todos”, dijo Juan Carlos Guarachi, secretario de la COB.
La asonada unió a la oposición en apoyo al Gobierno, incluso a los grupos más radicales. Luis Fernando Camacho, exgoberandor de Santa Cruz, dio su “respaldo a las instituciones y a la democracia”. “Se debe respetar el mandato del voto popular, cualquier acción en contra es absolutamente ilegal e inconstitucional”, escribió en las redes sociales. El expresidente Carlos Mesa, en tanto, advirtió que “el mandato del actual Gobierno debe concluir el 8 de noviembre de 2025. Cualquier intento como este no es otra cosa que un golpe de Estado. Comunidad Ciudadana se alinea con la defensa militante de la democracia”
Zúñiga perdió su cargo el martes tras una serie de amenazas contra Evo Morales. “No puede ser más presidente de este país. Llegado el caso”, dijo, “no permitiré que pisotee la Constitución, que desobedezca el mandato del pueblo”. En tono elevado, hizo notar que las Fuerzas Armadas son “el brazo armado del pueblo, el brazo armado de la patria”.
Algunos opositores al gobierno calificaban el hecho como un ‘autogolpe’, ante ello, la ministra de la presidencia María Nela Prada negó enfáticamente tal situación lamentando que algunos políticos quieran usar el ‘golpe fallido’ a su favor para atacar al gobierno.
El presidente Luis Arce y autoridades gubernamentales ya habían advertido sobre la puesta en marcha de un ‘golpe blando’ para acortar su mandato, por parte de los opositores a su gobierno. “Detrás de demandas aparentemente legítimas, en realidad hay un plan de acortar mandatos, lo cual esconde un peligro mayor: la destrucción del Estado Plurinacional, de nuestro modelo económico social comunitario productivo y de los sueños de las bolivianas y bolivianos”, dijo el presidente.
La Asamblea Legislativa, que hoy es mayoritariamente opositora, ha paralizado las inversiones propuestas por el ejecutivo negándose a aprobar créditos necesarios.